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Viernes, 16 de Octubre de 2020 Tiempo de lectura:

Cinco ejemplos de película para bailar con distancia de seguridad

La última semana completa de octubre suele traer pareja un ‘picorcillo’ que transforma en trepidante al oficinista y en osado al conservador. No es ni bueno ni malo, es una realidad distorsionada por la distopía que vivimos por el COVID.

En dicho apocalipsis  debemos guardar las distancias de seguridad y, siento contradecir a Sergio Dalma, porque bailar de lejos también es bailar, al menos en estos lodos. Por ello, el que decida combatir el ‘airet de Fira’ cual bailongo, pude tomar ejemplo de las siguientes cinco escenas cinematográficas que demuestran que se puede bailar sin necesidad de roce o de la ruptura de los dos metros estipulados por las autoridades. Bueno, estas muestras también constatan que se puede bailar, más allá de estar en la barra de un pub apoyado al estilo de Clint Eastwood o de levantar un mechero en un concierto (léase “levantar la pantalla iluminada del móvil” para los menores de 25 años).

 

Tom Cruise ya me caía mal antes de convertirse en un James Bond grandilocuente y a la americana, un tipo sobrado que corre encierros en Sevilla sobre una motocicleta y decora los escenarios ardientes con fallas religiosas. Sin embargo, debo reconocer que ha trabajado en algunos largometrajes objeto de fetiche: es el caso de Eyes Wide Shut puesto que la peli en sí misma se obsesiona con el deseo, en el de Top Gun porque su look es el mejor disfraz que he paseado nunca y su interpretación en Risky Business, simplemente por la siguiente escena regada con la legendaria Old time rock and roll del legendario Bob Seger.

 

 

 

Puede ser que, como dice la canción de Bob, yo esté un poco anticuado y me gusta el viejo rock ’n’ roll. Por ello no esperen grandes actualizaciones musicales en este artículo y, advierto, que no abandoné mi butaca en La La Land porque me había gastado 6 euros… 

 

Volvamos a la cuestión, la segunda recomendación debería ir acompañada de “no intenten esto en sus casas” pero como os conozco y sé que os venís arriba… Se trata de Flash Dance y es lo más cerca de un filme musical, sin serlo, de lo que van a estar en este escrito. La interpretación de Jennifer Beals es memorable y las secuencias de baile se suceden durante la trama. En concreto he elegido la escena en que baila Maniac de Michael Sembello y si no le entran ganas de contoneo con este temazo acuda rápidamente a su psicólogo. Si pretenden emular a la protagonista y no tienen nociones de danza… hagan lo que puedan:

 

 

 

 

 

Como Antonio Orozco, pido perdón a las chicas de mi generación por no integrar Dirty Dancing en esta selección, podéis entender que en la escena se guarda todo menos la distancia social. Y es que para evitar el virus debes imaginar que estás bailando con la novia de un jefe mafioso, tal y como nos enseñó Quentin Tarantino en Pulp Fiction al son de la magia de You Never Can Tell de Chuck Barry:

 

 

 

 

Sirva el anterior clip de homenaje a Jonh Travolta, el de Grease y el de Fiebre del sábado noche, y  a los pies de Uma Thurman, que en la misma película, y acto seguido, firma una escena memorable insinuándose con Girl you'll be a woman soon de Urge Overkill.

 

El siguiente paso de baile se enmarca en un drama posindustrial localizado en Sheffield, sin embargo The Full Monty deja momentos tremendamente simpáticos que podrían arrancar una sonrisa al más serio de la reunión. Al ritmo de Looking for some hot stuff de Donna Summer y con un leve movimiento de trasero los personajes nos enseñan un paso que nos puede salvar de ser los más tiesos del baile.

 

 

 

 

Los pecados de la carne eran menos pecados hace 20 años. Si me permiten que les haga un apunte: si van a realizar esta performance eviten la utilización de la serpiente y absténgase plantarle el pinrel en la boca a nadie; lo primero porque da miedo, lo segundo por el coronavirus (y porque su pierna igual no es tan sexy como la de Salma Hayek). Sin más dilación, Abierto hasta el amanecer y After Dark de Tito y Tarantula. 

 

 

 

 

 

Años de cante jondo, danza arraigada a la península y cultura flamenca no podían pasar desapercibidos en este elenco bailongo y por ello no me he olvidado del panorama patrio. Pero la realidad en los colegios de los noventa (y en algún Babalá que vino a Onda) era la siguiente emulación de los Back Street Boys cuajada en la película Primos por Adrián Lastra, Quim Gutiérrez y Raúl Arebalo.

 

 

 

 

Bonus track en televisión

No podía olvidarme en este manuscrito del Tigre de Gales y del inspirador Carlton Banks, ahí les va el famoso baile perpetrado por Alfonso Riberio en El principe de Bel-Air al son de It’s not unusual de Tom Jones…

 

 

 

 

 

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