Sin embargo, cada penúltimo sábado de octubre, nos recorre un chispazo que adapta nuestras cinturas al ritmo de la cumbia Suave de Skorzo y perpetua en nuestras carnes la parábola del hijo pródigo… y es que la realidad va más allá de nuestras actitudes y olfateamos el ‘airet’ de las fiestas patronales cual border collie tras la trufa.

Derivado de este hecho intrínseco a nuestro carácter, la suspensión de la semana de feria ha atraído el debate popular y político durante las últimas semanas. Sabedores de la audiencia en estos lares, oposición y gobierno se han enzarzado en una pugna sin cuartel sobre la elección del cartel de la ‘No Fira’. En un mundo a la deriva, el tema ha despertado el interés de los que tenemos debilidad por la tragicomedia… ¿La cuestión puede acabar en portada? yo creo que no, pero lo veremos después de la publicidad.

En la esquina de lo social, hemos visto al sector educativo solicitar que se revisen los días festivos y que únicamente el lunes de Fira se mantenga como ‘moscoso’ para el alumnado.

Los argumentos de los docentes parecen decentes y promulgan la teoría de que deben trasladarse esos días a otros (fechas estratégicamente ubicadas para la ampliación de otras vacaciones, puentes…). Se amparan en la opción que brinda a los estudiantes la posibilidad de una semana completa de lecciones tras seis meses de parada técnica. También se presume, sin clamor oficial, la positividad de no tener a los adolescentes deambulando por las calles en esa semana de octubre, algo que podría suponer una llamada al chispazo de la cumbia que antes hemos explicado.

Entre ustedes y yo, tener una semana de vacaciones en octubre sin que sea Fira y con el resto de sociedad trabajando, debe ser una merma en la planificación lúdico-festiva de los trabajadores de la enseñanza. Pero, en esa línea, un padre dejó su parecer en alguna de nuestras noticias y recordó que, en muchos casos, el problema para los que deben cuidar de los infantes se trasladará a las nuevas fechas. Pues en muchos trabajos las vacaciones se eligen a principios de año y las marcas en calendario son sólidas como el azulejo.

Aún así, y empatizando con ambas versiones, compro acciones en la reivindicación educativa por tratarse de una cuestión de principios: los fans de Braveheart, Asterix y Obelix, Evasión o Victoria y el Valencia de Héctor Raúl Cúper somos así. Siempre que unos trabajadores clamen a una institución superior por una causa justa, merecen atención.

Y en este punto quiero recordar que, hace unos meses, un pueblo emuló a la Galia y clamó al Gobierno para decidir sobre el futuro de su localidad y Madrid denegó la posibilidad. De aquellas aguas residuales, estos lodos lixiviados… han vuelto las tensiones entre Reciplasa y el Ayuntamiento.