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Lluís Domènech
Martes, 16 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

La cultura ya no es un marrón político

Oficialmente ya estamos en campaña electoral. Aunque la realidad es que el auténtico inicio lo marca el aumento de sonrisas ante el destello de las cámaras. Debe ser porque el inventor de la fotografía política venía de trabajar como publicista para el gremio de odontólogos.

Otro síntoma es que algunos personajes públicos abandonan sus tareas de “fontanería fina” y resurgen cual ave fénix. Existe una relación cósmica entre estas reapariciones y la cercanía a los comicios, es un impulso natural como el del berreo del ciervo durante el otoño boreal.


Bromas aparte, en lo que llevamos de campaña hay un tema que me ha llamado la atención por encima de otros. El PSOE ha reconocido que en una supuesta coalición para gobernar en el municipio, quiere asumir el área de Cultura. Asimismo sería la segunda concejalía, por detrás de Turismo, a la que aspira Compromís en el hipotético pacto. Todo lo que ambos candidatos me contaron al respecto está escrito en las entrevistas publicadas en ARRELS.


En el pasado, si no recuerdo mal, la coalición nacionalista asumió la cuestión de las humanidades, con especial hincapié en ‘la llengua’, en dos gobiernos “a pachas” con los socialistas.


Nadie lo decía, y todo político se lo negará, pero antiguamente ser edil de Cultura y Fiestas era un marrón en la gestión municipal. Se trataba de un departamento sujeto a la crítica constante de la población. Todos tenemos una opinión y gustos sobre música, teatro, cine, etc; tiene más exposición pública por contar con abundancia de miradas ciudadanas; y es un intangible, por lo que da pie a ver el vaso medio lleno o medio vacío. 


A las pruebas me remito. Hubo una época en que se creó un Consell de Festes y se eliminó la concejalía de Fiestas, en aras de evitar la “tomatina” de voces negativas que se podía crear tras una semana de Fira que no saliera a pedir de boca.   


Esto ha cambiado. El marrón se ha diluido en los últimos cuatro años de gobierno popular entre los llenos del recinto Multiusos, la oferta teatral del Mónaco y la frecuencia con la que los escritores se pasean por la localidad azulejera. Ahora es un caramelo que endulza la vida social.   


Se debe a que la cultura en Onda ha transcendido el conjunto de manifestaciones artísticas. Políticamente, aunque estemos en campaña, no hay una oposición frontal a esta programación, que en las últimas semanas ha reunido a miles de almas para bailar remember, admirar a Camela y abarrotar las calles de flamencos.


Estos actos cuentan con la aceptación del público y la muestra es que cada vez es más difícil encontrar una mesa disponible en ciertas fechas. De hecho, un amigo me comentó que unos forasteros, colegas suyos, tuvieron que colgarse el poncho y desgastar las botas hasta dar con un sitio para cenar el día que actúa Alejandro Sanz. 

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