Lunes, 08 de Septiembre de 2025

Actualizada Domingo, 07 de Septiembre de 2025 a las 17:42:55 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Lluís Domènech
Martes, 08 de Noviembre de 2022 Tiempo de lectura:

No tenemos el bolsillo para trucos y el espíritu para tratos

Con la dirección de entrada a Capamantos cortada temporalmente por las obras del paseo y siendo la hora de salida escolar en la avenida Serra d’Espadà, la única tangente viable era la ‘mainstream’, la del túnel. Me armé de valor como el ‘pureta’ que esconde el carné de moderno para bailar reguetón y emprendí la huida hacia delante.

 
La cuestión y la sorpresa fueron de la mano. Había menos tráfico. A ello le sumé que los ondenses surcan las rotondas cual Fernando Alonso las chicanes de Montecarlo. Sin embargo, como el testículo que bajó de la garganta de Cristóbal Colón al ver el Guanahani, los pilotos aflojaron el acelerador en el paso subterráneo. 


Pronto tracé dos teorías para justificar que los vecinos levanten el pie al admirar el mural. La primera de ellas remitía a que el arte (en este caso el ‘trencadís’) apacigua las bestias. La otra fue un tanto más terrenal, simplemente pensé que la obra tenía un efecto “radar” entre los conductores.


En definitiva diré que el nuevo túnel es mejor que el anterior y yo no tuve que frenar porque ya lo había visto (además suelo conducir como Jimmy al final de Quadrophenia, desencantado).


El destino quería mantenerme lejos de la realidad y un rosario de semáforos en rojo me brindaron la posibilidad de escuchar aquel magacín vespertino donde se certificaba que Halloween había llegado para quedarse. Por defecto profesional les llevé la contraria. 


Contestaría a aquellos tertulianos radiofónicos que Halloween no es una excepción. En una Europa devastada por las guerras mundiales y la URSS más allá del muro, los ‘yankees’ nos dieron leche en polvo para calmar nuestra sed y dinero para que pudiéramos comprar sus productos, también los culturales. Por eso, desde hace prácticamente un siglo, adoptamos las modas americanas.


En un continente en reconstrucción y una treintena de idiomas diferentes, la engrasada industria de Hollywood penetró en la consciencia colectiva con la suave contundencia con la que nosotros programamos encierros infantiles para instruir a los más pequeños en la tauromaquia. Solo hace falta acudir a la cartelera del pasado fin de semana para comprobar cuántas películas de terror había… 


El otro argumento era el de siempre: ‘Onda is different’. Aquí las últimas caras de susto acontecieron durante el ‘dissabte de Fira’; lo mismo sucede con las calabazas, que llegarán aderezadas con miel cuando haga más frío. Por ello, aparte de algún posado en redes sociales, a comienzos de noviembre nunca tenemos el bolsillo para trucos y el espíritu para tratos.
 

Comentarios Comentar esta noticia
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.20

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.