Esta máxima callejera se materializa en la relación de las agrupaciones políticas con sus hermanos mayores. De este modo, el PP provincial ha metido el hocico de forma abrupta en la agrupación local y el PSOE ondense puso gran parte de la cosecha en la cesta que no ha resultado ganadora en la pugna por la secretaría general de La Plana.

Sin embargo, esta forma divergente de entender la vida es la que nos llevó a arrancar el secano y plantar naranjos; a segar el matorral y encender los hornos de cerámica; y, si todo sale bien, nos evitará dos décadas más de un vertedero del tamaño de varios estadios del Barça.

Precisamente en el Camp Nou han sido célebres los conciertos de Lluís Llach, el que pregunta: “Siset, que no veus l’estaca a on estem tots lligats?”. Y es que, hasta hace unos meses, llevábamos el proyecto de ampliación del basurero atado al tobillo cual bola de preso adosada a los hermanos Dalton. 

Y nosotros, los mismos ciudadanos que con buen juicio subimos a Fanzara para clamar contra su vertedero, nos pilló demasiado mayores para el Rock’n’roll. Quizás solo somos capaces de mover las caderas cuando el color nos recuerda a “aquel mayo francés” que nos retrata Ismael Serrano.

En todo caso, el incremento del muladar estaba pactado en versión instrumental, sin letra; fluía en el ambiente como la niebla del puro, sin que nadie reconociese ser fumador; y las voces cantantes habían enmudecido en plena verbena.

Quien retomó aquella canción olvidada fue Carmina Ballester, a la que quieren convertir en el verso suelto del Partido Popular, y que dialoga con mano izquierda en el Consejo de Administración de Reciplasa. Una mesa en la que es la única popular sentada y que hoy ha entendido que Onda ha encajado el revés durante varias décadas, es el turno de un nuevo púgil.

No voy a ser tan ingenuo como para creer que la mierda (que todos generamos) desaparecerá por la misma magia por la que perdura el carmín en un beso de película. La planta de reciclaje seguirá allí, la basura se tratará en Onda y lo que se está consiguiendo es que no entierre lo indestructible en este término municipal. 

La forma que tenemos de colaborar es invertir para que esa planta sea cada vez más eficiente y en nuestro día a día tratar de ensuciar menos el planeta. Pero, si todo sale bien, podremos citar a Chavela Vargas y tararear a esas toneladas que se querían a enterrar aquí: “Ojalá que te vaya bonito”.