Un joven ingresa en la UCI tras una triple cornada

El joven se encuentra en estos momentos en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Plana con pronóstico "muy grave".

La cogida ocurrió instantes después de la salida de los toriles de Guindo. El toro se dirigió del Raval a la plaza Rei en Jaume, donde aguardaba el recortador para quebrarlo. Sin embargo, un resbalón lo dejó a merced del toro, que lo lanzó contra la pared y se ensañó con él, causándole tres cornadas, una de ellas en la rodilla derecha y otras dos de ellas izquierda (una en el muslo y la más grave, en el glúteo).

El joven fue trasladado a la enfermería del recinto. Una de las barreras de acceso a la enfermería estaba cerrada, y el herido tuvo que ser bajado y puesto de nuevo en la camilla para que pudiera acceder a través de los barrotes.

El cirujano Gustavo Traver operó al joven antes de su traslado al hospital de la Plana. Mientras tanto, se paralizaron los festejos taurinos, y el toro de la Dehesilla de la peña Stan-k que debía exhibirse en la matinal se aplazó a la tarde, cuando también estaba prevista la exhibición de más astados de Los Ronceles y de la ganadería del Mijares.

El recortador, que ya sufrió hace años una cogida en Onda, fue trasladado al Hospital de la Plana, donde fue intervenido de nuevo e ingresa en la Unidad de Cuidados Intensivos con pronóstico “muy grave”, según informaron fuentes de la Conselleria de Sanidad.

Un vibrante último e último encierro

El último encierro de la Fira d’Onda fue el más multitudinario, el más emocionante y el más peligroso. El paso de la ganadería de los Ronceles dejó múltiples caídas y cogidas, pero ninguna de gravedad.

Los toros salieron disparados del Camí Castelló, y en la Safona, uno de ellos empezó a adelantarse para barrer el margen izquierdo de la calle, donde en el interior de los cadafales se resguardaban un gran número de aficionados.

Pero el verdadero peligro no apareció hasta la llegada de la manada, ya partida en dos, en la calle San Miguel. Los primeros toros formaron un abanico, por lo que el riesgo se expandía por todo el ancho de la recta.  Uno de los astados arrolló a un corredor, y otro de ellos también sufrió una caída antes de la llegada a la calle Virgen del Carmen.

El último tramo estaba abarrotado de corredores. La manada salió de la curva de Cervantes más agrupada, pero la gran cantidad de personas aumentó de forma considerable el riesgo. Hubo varias caídas y cogidas, aunque la más espectacular fue en la calle Eccehomo, que se convirtió en un via crucis para uno de los corredores, que recorrió enganchado al toro unos quince metros, hasta casi el epicentro de la plaza del Pla.