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Lluís Domènech
Miércoles, 22 de Noviembre de 2023 Tiempo de lectura:

No nos toca ni la pedrea

Es noviembre, ya casi hemos olvidado las historias poselectorales que monopolizaron el verano: el bello que presuntamente se convirtió en bestia para descuartizar al cirujano plástico y el “piquito de Rubiales”. Hoy la amnistía colma el vaso y no puedo dejar de pensar en el día que Carles Mulet se subió al atril del Senado para repetir Cataluña, Cataluña, Cataluña, Cataluña, Cataluña… (estuvo un minuto insistiendo).


Aquello fue en 2019 y el propio Mulet lo recordó hace unos meses en un acto de campaña electoral en la sede local de Compromís. La historia se repite y, desde hace semanas, todos los días cenamos una sopa de letras que únicamente contiene las grafías necesarias para formar las palabras Cataluña y País Vasco. 


En todo caso, entonces y ahora, el humo se ha quedado pegado a la cortina y, como diría Soto Ivars, no nos deja ver el elefante que hay en la habitación. Antaño la comunicación política giraba alrededor de medidas, propuestas y visiones del mundo. En esta suerte de ‘sillitas musicales’, la cosa va de “derogar el sanchismo” o de “evitar que la ultraderecha entre en el gobierno”, aunque para esto último el PSOE tenga que pactar con dos partidos conservadores, como son Junts y el PNV. 


Nadie nos contó qué medidas propone para bajar el precio del aceite, que sigue subiendo de forma transversal para todos: andaluces, valencianos, etc. Asimismo, tampoco sabemos qué haremos con la inflación que, cual Willy Fog mecido en globo aerostático, nos puede llevar hasta La Pampa.


Este juego de muy y mucho nacionalismo se desarrolla con unas normas donde el vello púbico luce más que la melena. El millón y medio de votos que suman ERC, Junts, Bildu y PNV pesan en la mesa de un país con 47 millones de comensales. 


No me refiero a leyes, constituciones o banderas. Hablo de lo terrenal, del pragmatismo que también aplican los catalanes para exigir la condonación de la deuda o que en San Sebastián las guarderías serán gratuitas y en está región no. La Comunitat, junto a la vecina Cataluña, son las CCAA más endeudadas y yo reclamo: 'ieee'… i els valencians què? 


La dupla Compromís-Sumar sacó en esta autonomía cerca de 400.000 papeletas en las últimas generales. No obstante, aparentemente no ha puesto en brete a Sánchez o Yolanda con reclamaciones. Ha dado su voto sin mayor exigencia o al menos no ha trascendido en prensa. Parece que el día del sorteo no nos tocará ni la pedrea.


Y aunque pensemos que Madrid queda muy lejos, las arcas estatales están alimentadas por todos los caudales, también por el ondense. Por ejemplo, de ese fondo común depende el nuevo cuartel de la Guardia Civil en Onda.
 

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