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Lunes, 21 de Septiembre de 2020 Tiempo de lectura:

La última disputa entre el Ayuntamiento y Reciplasa

La empresa pide suspender la subasta pública de unos terrenos adyacentes a la planta

Las disputas entre la empresa pública Reciplasa y el Ayuntamiento de Onda se suceden desde que Carmina Ballester tomó las riendas del Consistorio en junio de 2019. No en vano, antes de que el PP alcanzara el gobierno municipal, la alcaldesa popular ya había anunciado que haría todo lo posible para detener la ampliación del vertedero y la construcción de una incineradora de animales muertos.

En la otra esquina del ring está Reciplasa, que es la empresa pública que gestiona la planta de reciclaje y tratado de basuras. Más allá de las tareas del día a día efectuadas por el personal contratado, el devenir de la planta se rige por las decisiones tomadas por su consejo de administración.


Para entender quién es Reciplasa debemos atender a que en la Comunitat Valenciana la gestión de los residuos de las poblaciones se aglutina en consorcios. Onda y alrededores pertenecen al Consorcio de Residuos C2, del que forman parte 46 municipios. Esta agrupación encarga la gestión pública de las basuras de estos pueblos a la empresa pública Reciplasa.


Sin embargo, únicamente ocho localidades (Benicàssim, Betxí, Borriana, Castelló de la Plana, l’Alcora, Onda y Vila-real) forman parte del Consejo de Administración de la empresa gestora subcontratada. Por parte de Onda, es el teniente de alcalde del área de Hacienda y Empleo, Salvador Aguilella, quien representa al Ayuntamiento dentro de ese cónclave.


Hay que distinguir entre las labores que se desarrollan dentro de la planta de reciclaje, ubicada en la partida del Regall de l’Avellar. Por una parte está el tratamiento de los residuos que se generan en la cincuentena de municipios adheridos al Consorcio C2, donde se recicla lo posible y se desestiman los deshechos; el segundo cometido es enterrar en el suelo los residuos que no son reutilizables.


En el caso de la planta de Onda, hace años que no se puede enterrar basura porque los vertederos están colmatados (no caben más residuos enterrados en esas parcelas de tierra). De este modo se trasladan esos deshechos a otras plantas de la Comunitat para ser inhumados.


El Consejo de Administración de Reciplasa desea que se amplíe el vertedero de Onda para poder sepultar más basura en los alrededores de la planta, además se pretende instalar una incineradora de animales muertos también allí. Dicha decisión se basa en una votación, anterior al mandato popular en Onda, y en un informe de viabilidad al que tuvo acceso ARRELS y, según el Proyecto de Gestión de la Zona C2 de la Comunidad Valenciana, que es un anteproyecto de modificación de las instalaciones de Reciplasa con un estudio de impacto ambiental, “se realiza una primera selección de posibles ubicaciones aplicando los condicionantes del transporte y el criterio de proximidad…, acotando las posibles ubicaciones al entorno del municipio de Onda”.


Y afirma que esta localidad “se encuentra ubicada en el centro del Plan Zonal, muy cerca de de las grandes zonas de producción de residuos como Castellón,Vila-real o Burriana…”. 


El segundo motivo que alega el Proyecto de Gestión es que “la actual existencia de una planta de valorización y de una instalación de eliminación contigua están socialmente aceptadas puesto que llevan en funcionamiento el periodo suficiente para que los impactos generados por su instalación ya se hayan diluido en el tiempo”. También reconoce que se ampliará el edificio de tratamiento en 700 m2.

 

Posturas encontradas

La opción de ampliar es secundada por siete de los ocho representantes en ese cónclave; la nota discordante es la de Onda. Y es que el equipo de gobierno actual ha dicho, por activa y por pasiva, en la oposición y en el gobierno, que se opone a la ampliación y a la construcción de la incineradora.


El Ayuntamiento solicitó al Gobierno de España la autorización para realizar una consulta popular para que los ciudadanos de Onda votaran en favor o en contra de ello. Finalmente desde Madrid no autorizaron el paso de los ondenses por las urnas, pero la alacaldesa, Carmina Ballester, ha reitarado su intención de frenar el proyecto de ampliación.


El juego político es claro: el Consejo de Administración de Reciplasa, con siete ediles de otros municipios, trabaja para que durante las próximas décadas se entierren los residuos en Onda; se ampara en el informe medioambiental favorable y en una votación también favorable previa a que Ballester fuera alcaldesa.


El Ayuntamiento exige su derecho a decidir sobre la cuestión y su potestad sobre el término municipal. De acuerdo con su postura, pondrá todas las piedras que pueda en el camino de dicho proyecto.


Reciplasa lucha por la celeridad de la ampliación y el Consistorio por retrasar las obras. No en vano en 2024 se volverá a sacar la licitación pública de la gestión de la planta de recilclaje de Onda y esa fecha podría ser el límite para que se lleve a cabo el proyecto propuesto, según señalan fuentes oficiales.


La última disputa

La semana pasada, tras una reunión del Consejo de Administración, Reciplasa solicitó a Onda “la suspensión cautelar de la subasta de los terrenos adyacentes a su planta y pide analizar alternativas para su adquisición”.


En concreto se trata de una parcela aledaña a la planta, que está ya colmatada y que el Ayuntamiento explica que “en 2009 Reciplasa se quedó sin vertedero y el Ayuntamiento de Onda facilitó unos terrenos de 50.000 m2 de su propiedad para que se instalase otro vertedero que se colmató de cientos de miles de toneladas de residuos y se clausuró en agosto del 2013”.


“En 2014 el Ayuntamiento de Onda intentó que se comprasen esos terrenos por parte de Reciplasa, aunque en 2015 con el PSOE y Compromís en el Ayuntamiento de Onda y dirigiendo Reciplasa no se realizó ninguna actuación. En 2019 se volvió a solicitar la compra de esos terrenos a Reciplasa, que incluso presentó un escrito en el Ayuntamiento de Onda manifestando su voluntad de regularizar la situación de uso de los terrenos convertidos en un macrovertedero y que son propiedad del Ayuntamiento de Onda y Reciplasa solicitaba que el Ayuntamiento de Onda acuerde lo que en derecho proceda”, argumentan desde la Casa de la Vila.


“A partir de ese escrito el Ayuntamiento de Onda inició el proceso de enajenación de bienes inmuebles según los informes técnicos que decían que la adjudicación deberá hacerse, como regla general, mediante subasta pública”, zanja el Consistorio. 


La versión de Reciplasa es que en “noviembre de 2019, la empresa se dirigió al Ayuntamiento de Onda para anunciar la intención de regularizar la situación del uso de los citados terrenos y se informara sobre los trámites y requisitos para dicha regularización.  No obstante, el consistorio, que es también accionista y propietario de la empresa pública, no ha dado respuesta a nuestras peticiones y ha impulsado esta subasta que podría perjudicar a un futuro comprador por las disposiciones que tiene el terreno. Hay que tener en cuenta que esta zona requiere un mantenimiento especial que desde la empresa pública estamos dispuestos a realizar”.


Según explican, “la intención de Reciplasa es, desde el primer momento, adquirir ese terreno en el que se han vertido residuos de todo el Consorcio C2 hasta que se colmató y clausuró en agosto del 2013. Esperamos poder llegar a un acuerdo dialogado con el Ayuntamiento de Onda y que sea finalmente la empresa pública quien adquiera este terreno porque, de lo contrario, podría suponer una grave problemática para todas las partes”.


Indican que esa parcela, por tener basura enterrada, necesita un tratamiento periódico y un control. Y que no es un terreno necesario para hacer una ampliación del vertedero.


Pero además el elemento monetario podría ser una de las claves en todo este embrollo, no en vano los técnicos municipales tasan la parcela de la discordia en cerca de medio millón de euros y al estar en subasta pública podría pujar otra empresa o particular que no fuese Reciplasa.

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