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Lunes, 27 de Abril de 2020 Tiempo de lectura:

El retrovisor: Generoso López, miembro del Grupo de Espeleología de Onda

El ondense Generoso López Nebot se propone realizar un estudio exhaustivo de la emblemática Cova de la Mola. Para ello, utilizará sus conocimientos como espeleólogo experimentado que desde hace años ha ido consolidando junto con la práctica de su mayor afición. Además, como uno de los miembros activos del Grupo de Espeleología de Onda (GEON), nos cuenta también la actual situación y futuros proyectos de este club que suma ya más de cuatro décadas en la población.

 

Entrevista publicada el 30 de enero de 2008

 

¿Qué le motiva de explorar cavidades oscuras y estrechas?

Absolutamente todo. Para mí supone todo un mundo por descubrir y, en este sentido, siempre me ha perdido la curiosidad. De hecho, mi madre solía recordarme que a los dos años ya me atraían las cuevas y, durante mi infancia, leer Viaje al centro de la tierra, de Verne, me marcó de forma definitiva.

 

¿Es eso lo que más caracteriza a un espeleólogo, la curiosidad?

Eso y muchas otras cosas, por supuesto, porque opino que la curiosidad es sólo el inicio y que un buen espeleólogo también debe estar bien informado sobre temas de geología, hidrología, topografía, técnicas alpinas… y todo aquello que pueda estar relacionado con esta actividad.

 

¿Cuál ha sido su experiencia?

Sobre todo a nivel nacional: en cuevas de la zona centro, en Cataluña, en el pirineo vasco-francés, también en la Comunidad Valenciana, como no, pero sobre todo, en Cantabria y en los Picos de Europa, cuya morfología me despierta un especial interés. Pero como todo, hay que disponer de tiempo y, me es más fácil ir a cuevas más cercanas, que no por eso dejan de ser interesantes.

 

“La mayoría de las simas suponen fuentes de agua potable que están sin explotar”

 

 

[Img #41150]¿Y hay profusión de cavidades en la provincia de Castellón?

Sin duda. De hecho, hay catalogadas más de dos mil cavidades, ya que las tierras calcáreas que abundan en esta provincia son muy propicias para este tipo de formaciones. Sólo en el macizo de la Mola, entre los términos de Fanzara, Vallat y Espadilla, hay 72, algunas de ellas bastante importantes como la del Turio, que he estudiado más a fondo. En ésta en concreto, hasta 1994 sólo se había llegado hasta los 50 metros de profundidad y después encontramos el espejo de falla que daba paso a mucho más de lo conocido hasta entonces, pero se trata de una sima muy técnica y de acceso delicado.

 

¿Cuántas hay sólo en el término de Onda?

Eso es precisamente uno de mis proyectos de futuro, el catalogar las de aquí, que serán aproximadamente unas 26. Creo que es importante que exista una guía de cuevas y simas del término y también de los alrededores, para conocer las características de cada una y a la vez ser una forma de potenciar esta afición que no vive precisamente uno de sus mejores momentos.

 

¿Qué le motiva de explorar cavidades oscuras y estrechas?

Absolutamente todo. Para mí supone todo un mundo por descubrir y, en este sentido, siempre me ha perdido la curiosidad. De hecho, mi madre solía recordarme que a los dos años ya me atraían las cuevas y, durante mi infancia, leer Viaje al centro de la tierra, de Verne, me marcó de forma definitiva.

 

¿Es eso lo que más caracteriza a un espeleólogo, la curiosidad?

Eso y muchas otras cosas, por supuesto, porque opino que la curiosidad es sólo el inicio y que un buen espeleólogo también debe estar bien informado sobre temas de geología, hidrología, topografía, técnicas alpinas… y todo aquello que pueda estar relacionado con esta actividad.

 

[Img #41149]

 

¿Cuál ha sido su experiencia?

Sobre todo a nivel nacional: en cuevas de la zona centro, en Cataluña, en el pirineo vasco-francés, también en la Comunidad Valenciana, como no, pero sobre todo, en Cantabria y en los Picos de Europa, cuya morfología me despierta un especial interés. Pero como todo, hay que disponer de tiempo y, me es más fácil ir a cuevas más cercanas, que no por eso dejan de ser interesantes.

 

¿Y hay profusión de cavidades en la provincia de Castellón?

Sin duda. De hecho, hay catalogadas más de dos mil cavidades, ya que las tierras calcáreas que abundan en esta provincia son muy propicias para este tipo de formaciones. Sólo en el macizo de la Mola, entre los términos de Fanzara, Vallat y Espadilla, hay 72, algunas de ellas bastante importantes como la del Turio, que he estudiado más a fondo. En ésta en concreto, hasta 1994 sólo se había llegado hasta los 50 metros de profundidad y después encontramos el espejo de falla que daba paso a mucho más de lo conocido hasta entonces, pero se trata de una sima muy técnica y de acceso delicado.

 

¿Cuántas hay sólo en el término de Onda?

Eso es precisamente uno de mis proyectos de futuro, el catalogar las de aquí, que serán aproximadamente unas 26. Creo que es importante que exista una guía de cuevas y simas del término y también de los alrededores, para conocer las características de cada una y a la vez ser una forma de potenciar esta afición que no vive precisamente uno de sus mejores momentos.

 

¿Por qué lo dice?

Porque así es, lamentablemente, al menos por lo que respeta al GEON. En realidad somos una veintena de personas pero activas sólo cuatro o cinco. No es que no haya interés, pero es como si la gente no acabase de arrancar en esta afición, porque la mayoría prefiere vivir la noche y eso de madrugar para ir a bajar a una sima no les acaba de compensar. Muchos comienzan pero al poco se lo dejan. Además, en general es un tipo de actividad difícil de promocionar y más aún de patrocinar, y no será porque no lo intentamos. Ahora, por ejemplo, acaba de finalizar el plazo de inscripción para los cursillos de iniciación a la espeleología que daremos en julio y para el cual se han apuntado catorce personas. Pero, en general, todos los temas relacionados con las cuevas, aunque sí interesan, no tienen en los medios de comunicación el eco que se merecen.

 

¿Cree que las administraciones también deberían apoyar más este deporte?

Por supuesto, sobre todo a nivel económico porque también a ellas les interesa, ya que la mayoría de las cavidades representan fuentes de agua potable por explotar, que no se aprovechan y es una lástima. Si se lo propusieran, financiar actividades de espeleología para estudiar las cuevas y simas y elaborar proyectos para sacarles partido sería más rentable de lo que muchos creen.

 

¿Es la intención con la que se propone estudiar la Cova de la Mola?

Es una idea que me ronda en la cabeza desde hace años y que me propongo comenzar ahora en febrero. Creo que se trata de un lugar muy emblemático y del que existen muchas leyendas. Quiero estudiarla para conocer mejor su morfología, cómo y por qué se formó, hacerla más accesible para facilitarle el paso a los grupos de rescate, en caso de necesitarlo, etc. En principio, entre un compañero y yo reinstalaremos los anclajes, la topografiaremos entera y después veremos por dónde se puede desobstruir.

 

¿Quizás para convertirla en turística, algún día?

De eso ya no estoy tan seguro, porque se trata de una cueva de muy difícil acceso y casi imposible de convertir en segura debido a su peligrosidad. Lo único que podría explotarse turísticamente sería la parte de arriba, pero tampoco lo tengo muy claro. Lo que sí está claro es que La Mola podría ser un antiguo sumidero porque está en una colina, y también es una vía importante de aguas pluviales, ya que se encuentra en la zona del Baladrar.

 

¿Qué es lo más raro que se ha encontrado usted al bajar a una cueva?

Desde luego que ni tesoros ni demonios, pero si antiguas bombas de la guerra, por ejemplo, o animales vivos, como una serpiente y un perro al que salvamos la vida porque algún desalmado lo echó en una sima.

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