Pensar en analogías y/o diferencias entre la gripe española y el actual coronavirus es ya tarea propia de aquella persona a quien le interese identificarlas. La única verdad categórica, a mi modo de ver, es que cabe aferrarse a la esperanza de que los avances médicos y científicos que conlleva el paso del tiempo, junto al sentido común, se conviertan en efectivos aliados de la actual situación, que lo sean de verdad y lo antes posible. Esa y el hecho de que la globalización no sirva solo para que las pandemias se extiendan cada vez con mayor rapidez y contundencia, sino también para que la solidaridad entre países implique que los sistemas de combate contra éstas sean más rápidos y eficaces que en el pasado.